lunes, 15 de septiembre de 2014

La línea amarilla del Teleférico, una versión de la montaña rusa al estilo paceño


Cientos de ciudadanos vivieron la experiencia del paseo en las cabinas del teleférico de la Línea Amarilla, que inicio actividades esta mañana. El recorrido no dura más de 17 minutos, desde la Curva de Olguín casi al sur de La Paz hasta Ciudad Satélite, en El Alto. Se trata de una experiencia que hace gala del paisaje paceño en incluye vertiginosos descensos. 


Iblin Linarez / La Paz
 
El descenso en las cabinas desde la estación de Ciudad Satélite (El Alto)

“¡Ayayay qué bajadita!”, la frase de doña Leticia Andrade quizá resumió lo que cientos de usuarios de la línea amarilla del teleférico sintieron esta mañana al descender por primera vez en las cabinas de la estación de ciudad Satélite, en El Alto. Los primeros minutos de este descenso ponen los nervios de punta y hasta da la impresión de que uno está sobre una montaña rusa, eso sí, sin el riesgo de caer al vacío.
El día del debut de este servicio se asemejó al día de inauguración de un parque de diversiones. Cerca de las 10.30 gente subiendo y bajando de las cabinas y niños que recibían globos que se obsequiaban en cada estación le ponían color al paisaje. Pese a que la línea amarilla fue recibida con alegría por cientos de paceños, la confusión de  muchos se hizo evidente por la falta de señalética que indicara dónde comprar los tickets, dónde hacer fila o cómo subir a las cabinas para que éstas no terminan tambaleando.
En la bajada de ciudad Satélite hacia la estación de la avenida Buenos Aires, los gritos de  una usuaria trascendieron las ventanas de la cabina. Tal susto fue el que se llevó que para tranquilizarse optó por agarrarse con todas sus fuerzas de uno de los agarradores laterales. El descenso desde ese punto es vertiginoso y no apto para cardiacos. “Esto es emocionante, cuando yo era joven no pensé que llegaríamos a tener esto”, comentó Alicia Arce que acompañó a su hija en el viaje con el objetivo de ver si desde lo alto podían divisar la casa de su comadre Tana, ubicada en Sopocachi.
El recorrido desde la estación ubicada en el barrio de Sopocachi

El teleférico apuesta a ser un servicio inclusivo. Sin embargo, aún no tiene suficientes rampas para quienes hacen uso de la silla de ruedas, por lo que los trabajos en las estaciones de ésta línea continuarán. “En la estación de Sopocachi hay rampas de madera y muy paradas lo que no es seguro y necesitamos ayuda para salir. En cambio la línea roja está súper, ahí las rampas están bien”, contó Reynaldo Miranda, quien salió con mucha dificultad en su silla de ruedas de la estación de ciudad Satélite, antes de irse pidió a la gerencia que tome en cuenta sus sugerencias.
Las estaciones intermedias de la avenida Buenos Aires y Sopocachi por la mañana no registraron gran cantidad de usuarios. Las personas se concentraron en ciudad Satélite y en la curva de Holguín. En esta parada, cerca del mediodía, la gente hacía una larga fila para comprar boletos. Para alivianar la espera, las comideras que se acomodaron fuera de la estación ofertaban platillos en base a pescado, al igual que ellsa, una decena de heladeros paseaban por el lugar ofertando sus productos.
Ya dentro de la estación, dos fotógrafos hicieron de las suyas. Cargados de  sus impresoras portátiles, comenzaron a fotografiar, por 10 bolivianos, a las personas que querían registrar su paseo en el primer día de esta línea. “Estamos bajando desde El Alto y ha sido lindo volar”, contó Francisca Apaza mientras hacía fila para comprar su ticket de retorno. “Estamos esperando mucho en la fila, el viaje ha sido más rápido”, acotó.  
Las filas en la estación de la curva de Holguín casi llegaron hasta Obrajes

Lo cierto es que el viaje no dura más de los 17 minutos anunciados el fin de semana por el gerente de la empresa Mi Teleférico, César Dockweiler. Lo aconsejable es tener la tarjeta que cuesta bolivianos 30 para entrar directo a las cabinas y evitar las filas en la boletería.
La línea amarilla del teleférico es la más larga de las tres -Roja, Amarrilla y Verde, esta última aún en construcción- que el Gobierno de Evo Morales se comprometió a implementar en La Paz. Si Roja causa cierto cosquilleo en la barriga por las alturas, la amarilla provocará un revoloteo total de emociones, pero el paisaje y la experiencia bien lo valen.

 

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